Hace unos años falleció Ramón Martínez Brea, dejando un legado de 20.000 euros para la confección de un manto a la imagen de la Virgen de la Victoria y un armario antiguo para guardar el ajuar de la Virgen. De ese legado se hizo responsable la Comisaría de Ntra. Sra. de la Victoria de Lepanto, que es la institución que cuida de la imagen y del convento.
El manto fue bendecido el pasado día 28 de septiembre y está ahora ante nosotros embelleciendo la imagen de nuestra Madre. Ha sido bordado a mano por las Madres Carmelitas de Carrión de los Condes (Palencia), que han tardado unos dos años y medio en su confección. Para ellas ha sido más que un trabajo del que sustentarse. Cada día de labor ha ido acompañado de una oración por nuestro pueblo.
Se ha intentado darle un sentido singular a la obra y por ello se ha realizado en un color del que la imagen ya tuvo su ornamento a principios del siglo XX. De igual modo se ha incluido la cruz de Santiago en la saya en recuerdo de la historia de nuestro pueblo.
Junto a este manto sufragado por Ramón, q.p.d., la imagen ha estrenado una media luna que ha donado la Hermandad de la Virgen de la Victoria. En estos años pasados de la pandemia, la hermandad ha ahorrado algún dinero y ha decidido hacer este regalo.
Con el esfuerzo de todos podemos seguir manteniendo y embelleciendo el convento y la imagen de nuestra Madre, para que todo eso nos ayude a tenerla presente en nuestra vida y que crezca la devoción que la tenemos, para llegar a Jesucristo, salvación de todos.
Creo que debemos caer en la cuenta de la importancia de cuidar la religiosidad popular. Al fin y al cabo, este detalle de cariño y devoción quiere ser un signo. En medio de un mundo secularizado mantener la devoción a la Virgen de la Victoria es una llamada de atención que nos asocia al legado de fe que hemos recibido.
Las tradiciones no se oponen a la fe viva, si se cuidan, se acompañan y se evangelizan. Esta es una tarea ardua, a veces, y da no pocos quebraderos de cabeza a los sacerdotes y responsables de la piedad popular. Nos exige formarnos y profundizar en lo que creemos, unir la vida que llevamos con el Evangelio que creemos y queremos transmitir. Y en este sentido conjugar el ejercicio de la caridad y las obras de misericordia y la celebración de los sacramentos con nuestras tradiciones cristianas, puede ser un método efectivo. Por ello, año tras año en la novena hacemos una recogida de alimentos para Cáritas parroquial o traemos sacerdotes de otras parroquias para la predicación y para facilitar la confesión. Es otro signo.
No debemos hacer mero arqueologismo ni pretender quedarnos anclados en el pasado ni en el «siempre se ha hecho así». No debemos confundir las tradiciones con una mera costumbre. La costumbre es estática, se repite inconscientemente. Es como un «instinto cultural», valga la contradicción. La tradición es una entrega ('traditio', en latín, significa eso mismo) y la entrega está siempre viva. Crece, se enriquece y se mantiene, si lo hace homogéneamente. Y en este juego da cuerpo a la fe, crea cultura y nos acerca, resalta o hace cotidiana nuestra experiencia cristiana.
En estos años hemos asistido a la celebración de un Año jubilar que ha reforzado nuestra devoción a la Virgen. Hemos recuperado el vínculo de la Armada con Ntra. Sra. de la Victoria de Lepanto, lo que le ha dado proyección. La Virgen ha sido nombrada también Alcaldesa de nuestro pueblo, como signo de que ella es elemento de unión de todos y modelo para todos nosotros. Hemos celebrado el 450 aniversario del Milagro. Y todo esto, bien mirado, no son parafernalias.
También en estos años hemos luchado para que la Comisaría tenga una personalidad jurídica propia. Así, el anterior obispo, D. Juan Antonio, nos otorgó el estatuto de «Asociación privada de fieles», que no es fácil de conseguir. Esto, por un lado, permite a la Comisaría contar con el amparo de la Diócesis y, por otro, le reconoce una independencia, ya que el convento no es un bien eclesiástico.
Junto a todo esto, se ha llevado a cabo una búsqueda, investigación y difusión de la historia de la Virgen de la Victoria. Algunas conferencias, breves artículos, pero sobre todo una anónima y desinteresada recogida de datos que algún día habría que contrastar, ordenar y publicar. Esta labor, que une religiosidad y cultura popular, debe ser fomentada y tenida en cuenta.
Siempre nos quedará trabajo y nuevos proyectos por delante. Lo importante es que podamos llevarlo a cabo aunando voluntades y dándole un verdadero sentido: para mayor gloria de Dios y para que aumente el amor a la Virgen María.